Cómo dar vida a un rincón

Hay espacios difíciles: los recovecos y rincones muertos que rompen con la continuidad de un ambiente. No son lo suficientemente amplios para contener bibliotecas y estanterías, y tampoco se pueden pasar por alto pues, la mayor parte de las veces, se trata de rupturas que que inevitablemente llaman la atención. ¿Qué hacer con esos espacios? Vestirlos como ambientes en sí mismos.

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La regla básica es continuar con los colores en las paredes y los mismos materiales del piso, pero utilizando el mobiliario, las telas y los complementos para crear un nuevo relato, dotando de vida propia al espacio. La foto que te mostramos es elocuente a ese respecto, y el riesgo que se toma con los elementos antiguos, de una clara tendencia bohemia, se ve ampliamente recompensado.

El sofá: un «orejudo«, llamado así por el trazo hacia afuera de sus brazos, en el que el diseño tradicional contrasta con el moderno tapizado a rayas discontinuas. La tela, además, en un vivo rojo, ofrece un violento contraste con los dos tonas de aceituna de las paredes y el zócalo.

El cuadro: de grandes dimensiones y evocación naif, significa dos grandes aciertos. El primero, su paleta tiende al mismo verde de las paredes y se integra delicadamente a ellas. Segundo, no está colgado, sino apoyado contra la pared, de manera que llena el espacio, aumenta su protagonismo y, a la vez, da un toque casual y distendido, que se potencia con la botella de cristal convertida en sencillo florero.

Equilibrio, disfrute, juego de colores y texturas en un espacio con derecho propio e ideal para escuchar música o la lectura de un buen libro.


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