Decorar y educar con una pizarra

La formación de tus hijos es lo más importante y los padres tenemos también una gran responsabilidad en ella. La formación no se acaba en el colegio, sino que se prolonga también en casa. Desde pequeños los niños deben familiarizarse con el estudio y la escritura, y si es a través del juego mejor. Un complemento muy didáctico y divertido con el que decorar la habitación de los niños es una pizarra, y a ellos les encanta. Es un elemento que acompañará su niñez y adolescencia, y que recordará con cariño. No es adecuado para niños alérgicos o en habitaciones pequeñas o poco ventiladas, ya que las tizas desprenden polvo, por lo que deberás limpiar la pizarra a menudo. Otra opción son las pizarras de rotuladores, el inconveniente es que los rotuladores se gastan muy rápido, y las pizarras suelen durar menos. Hay modelos de casi todos los tamaños, normalmente en metal y madera. Si lo deseas, puedes pintar la moldura en algún color, para integrarlo con el resto de la decoración.

Pizarra en el cuarto de los niños

La pizarra nos permitirá a nosotros poder enseñarles, y corregirles. Será un elemento muy presente y que el niño verá y observará. Nos puede servir también como agenda para que tengan presentes cosas que son importantes para ellos como la presentación de un trabajo, la fecha de un examen o de una excursión, el dibujo que deben entregar, un cumpleaños. Es importante que aprendan a manejar su tiempo y a ser conscientes y responsables de sus actividades. Cuanto más se organicen, más cosas podrán hacer.

Los niños responden muy positivamente al estímulo de la pizarra en su cuarto. Según la edad le darán uno u otro uso. La pizarra les lleva a desarrollar la creatividad, ya que dibujan y escriben sus cosas. Es importante tener tizas de colores, no sólo blancas. Y de un buen borrador. Si tienes varios niños, es muy probable que entre ellos jueguen a los profes, enseñando los mayores a los pequeños a la vez que todos juegan y aprenden. También puedes aprovechar la pizarra para enseñarle alguna palabra que les cueste aprender o para dibujarles un problema de matemáticas. También es muy didáctico, cuando son un poco más mayores, acostarles todos los días con una frase bonita o aleccionadora. No te arrepentirás al elegir este complemento, que decora con utilidad.

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