La importancia del aislamiento en los edificios

La comodidad en el interior de un inmueble depende de muchos factores y la mayoría de ellos convergen en un denominador común como solución. El aislamiento de un edificio es clave para que las condiciones sean las más óptimas para el hospedaje u otros usos. Los ciudadanos disponen ahora de muchas herramientas tecnológicas sobre como medir calidad del aire y otros aspectos relacionados con la confortabilidad en una vivienda. Hay más información y, por lo tanto, una mayor exigencia por parte del público, que quiere que la construcción o la reforma de su edificio tenga en cuenta el aislamiento; pues los resultados se aprecian directa y rápidamente. 

El aislamiento se enfoca desde varias perspectivas, ya que puede ser acústico (centrado en el sonido) o térmico (la regulación de la temperatura y la humedad). La importancia, en ambos casos, es capital para que los convivientes en su interior puedan tener una estancia agradable y de calidad, como así merece cualquier ciudadano. 

Una actuación para aislar térmicamente una edificación significa una mejor respuesta hacia las temperaturas extremas provenientes del exterior. El resultado es una condición térmica más fría en verano y más caliente en invierno, ya que evita que el calor entre o se vaya, respectivamente en cada una de las épocas del año más extremas. Los materiales de fibra, de origen mineral y orgánico; y los plásticos flexibles que se rellenan con gas son los principales componentes utilizados para esta actuación. 

El aislamiento de los sonidos, por su parte, se obtiene mediante el uso de materiales como el poliuretano o la fibra de vidrio. Con esta aplicación, la entrada de ruido exterior se reduce hasta niveles mínimos, lo que se traduce en un escenario de calma y tranquilidad en la vivienda. Éste es un aspecto esencial para combatir el estrés y otros problemas mentales, ya que los sonidos ambientales procedentes del exterior van en la dirección contraria. Más del 40% de los europeos viven en grandes ciudades y un 32% lo hace en suburbios o pequeños municipios. De mayor a menor intensidad, estas zonas están sujetas a ruidos que se adentran en las viviendas y que suponen una incomodidad para sus inquilinos.  

Económico y sostenible

Estar más a gusto en el interior de una vivienda no es la única consecuencia directa que se obtiene mediante estos tipos de aislamientos. Las ventajas de un acondicionamiento de este tipo también se aprecian en el bolsillo, pues resulta menos necesaria la conexión de calefacción o del aire acondicionado. Los propietarios necesitan menos recursos para estar en unas condiciones óptimas, ya que los esfuerzos se han centrado en la raíz del problema lo que supone una inversión muy rentable. Utilizamos, de esta manera, menos energía, ya que los aparatos eléctricos para regular la temperatura no son tan necesarios. 

En cuestión de sostenibilidad, las mejoras son evidentes. La industria ha desarrollado materiales que se obtienen bajo premisas de respeto hacia el medio ambiente y cuyo impacto es mínimo. La eficacia, además, es superlativa; pues con una instalación se obtienen grandes resultados. Un menor gasto de energía supone un paso para la conservación del planeta, especialmente si proviene de fuentes no renovables. 

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