Normalmente utilizamos las plantas para adornar nuestras terrazas, ventanas o balcones, sin tener en cuenta que también son un elemento decorativo muy original, divertido y bonito para las paredes del interior de nuestro hogar. No se trata de convertir las paredes de nuestras habitaciones o salones en hermosos patios andaluces, pero el colorido de las plantas y su esencia natural dotará a nuestras paredes de interior de una gran alegría.
La situación ideal es la de colocar las plantas con sus maceteros correspondientes sobre paredes de color blanco, o en su defecto muy claros, ya que los efectos que buscamos se producen de forma adecuada sobre este tipo de paredes, preferiblemente blancas. Poco efecto podremos lograr si colocamos plantas, con sus hojas y tallos verdes, sobre una pared de color verde, azul o rojo, por ejemplo.
Asimismo, sobre paredes de color blanco podemos colgar las plantas en maceteros del mismo color que la pared, para que de esta forma destaque aún más la esencia y el colorido natural de las plantas que hemos decidido colocar.
Si empleamos unas plantas del mismo color conseguiremos un efecto de uniformidad y de orden muy interesante en las paredes. Pero tampoco debemos descartar la utilización de plantas de diferentes colores y tonalidades, ya que nos estarán aportando una sensación de alegría y de originalidad.
Si las paredes que deseamos adornar son las paredes de nuestro jardín, entonces podemos decantarnos por utilizar plantas trepadoras. Las clemátides son especies idóneas como plantas trepadoras del jardín por su larga y abundante floración, y, además, no necesitan cuidados excesivos ya que sobreviven en un ambiente con media sombra.
Otra opción que podemos tener en cuenta para la decoración de las paredes del jardín es la glicerina, una planta trepadora que crece con rapidez y que muestra flores colgantes de una gran belleza.