Mientras preparamos con mucha ilusión el cuarto de los niños, siempre hay elementos que son más difíciles de hacer encajar en la nueva decoración. Quizás uno de los más complicados son los armarios empotrados, por eso la mayoría opta por pasar una capa de pintura y cambiar las manetas y pomos.
Pero si no te da miedo renovar el armario de arriba a bajo, seguro que te inspira la transformación que hoy traemos. Se trata de un armario marrón, unas puertas correderas y dos armarios superiores. Probablemente en su interior haya un montón de cajones inferiores y un amplio espacio para colgar mucha ropa. Por eso han empezado por quitarle las puertas y así decidir la forma exterior resaltando la interior.
La estructura total es más baja que la anterior, ya que han prescindido de los armarios superiores. Así la parte en la que se colgaría la ropa la han convertido en una figura de cuatro partes, tres en la parte superior y una horizontal en medio.
La parte baja ha respetado los cajones interiores, pero han querido eliminar el hendido, así que han rellenado esa parte con masilla y después lo han lijado todo para dejarlo liso.
El resultado final es una vitrina empotrada. Los tres armarios superiores tienen unas puertas descubiertas, que muestran dos baldas alargadas en las que colocar objetos que queremos que se vean.
En la parte central ha quedado una leja que soporta el peso de cualquier accesorio, como en este caso que contiene dos plantas en tiestos marrones. La parte inferior ha quedado realmente bonita, con unos cajones planos y unos tiradores entre blanco y transparente.
La habitación de los niños ha conseguido un resultado final muy acogedor, después de casi un mes de trabajo en el proyecto.
Fuente: Design Sponge