Los días lluviosos son especiales y con esto no quiero decir que son buenos o malos, sino las dos cosas dependiendo de lo que tengamos que hacer durante toda la jornada. Bello es un día lluvioso cuando lo tenemos libre y queremos dedicarlo a estar en casa, con nuestro esposo, viendo películas, tomando un desayuno delicioso, una comida suculenta, una cena exquisita. La chimenea, mantas, música, vino y mucha relajación harán que la lluvia sea refrescante, sentiremos la humedad en el aire y el sonido arrullador en nuestros oídos.
Si al contrario, tenemos que trabajar muy temprano en la mañana pero antes debemos llevar los niños al colegio, la cosa se va poniendo mal. Los coches salpican a las madres agobiadas, los paraguas son incómodos y se pierden constantemente, el pelo mojado es horrible, las manos mojadas insoportables, los pies mojados causan desmayo. El día puede empezar muy mal y se puede poner peor. A la hora de la comida los restaurantes son imposible y comer un sanduche en un día frío es algo suicida, la tarde se hace larga y el regreso a casa, que por razones de protección no se puede hacer andando, es insufrible en el metro e incosteable en taxi.
Una pequeña ayuda, con mucho estilo, nos presta el paraguas SENZ que gracias a su diseño aerodinámico no protege eficientemente la espalda del agua mientras podemos observar claramente por donde caminamos. Las conseguimos en tres tamaños: mini, original y XL y en una gran variedad de colores. Mayor información en la página Web www.senz.com