Imaginen por un momento el efecto oxigenante que supondría poder cambiar cada vez qué queramos algún aspecto de nuestra vida con el que no estemos muy satisfechos. Sería fabuloso poder devolvernos solo un poco en el tiempo para deshacer una decisión erróneamente tomada y optar por la opción que en un momento nos pareció la menos indicada pero que, ahora sabemos, habría sido la correcta. Me ha pasado tantas veces que al día siguiente de comprar un mueble me doy cuenta de que no va para nada con el estilo de sus acompañantes, es demasiado grande y no cabe en el espacio, se sale por completo de mi presupuesto o simplemente lo odio, porque es feo y está mal hecho, que ya es costumbre ir de nuevo al almacén, devolverlo o cambiarlo por otro.
La sensación de equivocarse en la elección de un mueble no es oxigenante para nada sino frustrante y la frustración no es algo con lo cual me sienta a gusto ni muy identificada. Yo trato, cada vez con mejores resultados, de no tomar decisiones a la ligera y de ser muy sensata a la hora de deslizar la tarjeta pero a veces me equivoco y veo en la rana al príncipe, mucho antes de besarlo.
Es muy difícil, en todo caso, que una lámpara me decepcione, porque son elementos que tienen un uso perfectamente descrito y específico y a pesar de que su forma sea sencilla, siempre será de los que aporta más al clima del hogar. La lámpara RE-DELIGHT, es un ejemplo vanguardista de repensar y reciclar las antiguas bombillas y crear belleza desde el desperdicio. El diseño es de la alemana ANNIINA KOIVU y está hecho con una gran cantidad de bombillas inservibles, que reflejan la luz, y una caneca de plástico que las contiene. Ideal para las mesas del salón. Mayor información en la página Web www.designboom.com