Es un suplicio cuando al final del día el montón de platos sucios es tan alto que no sabes si limpiarlos o ponerle un nombre y adoptarlo como mascota. Si nunca has tenido uno no aprecias sus ventajas, pero son prácticos, te hacen la vida más fácil y aunque a veces hayan borrado el dibujo de tu taza favorita o no limpie bien en profundidad tus copas o ollas, se lo perdonas.
Los modelos actuales de lavavajillas están pensado para cargas más grandes, por eso si hasta ahora tu excusa para no tener uno en casa era que no hay tantos platos para limpiar o, que por más que lo intentes no hay espacio en la cocina, tus excusas ya no sirven.
El diseñador Robert Lange ha creado el lavavajillas más pequeño del mercado, con capacidad para un par de vasos y platos. Se sitúa junto al fregadero y queda cubierto por una placa oscura en la parte superior que oculta el interior, y no muestra signos de lo que hay bajo ella. No te servirá cuando tengas invitados, pero si te ayudará en el día a día.
Otra opción de mini-lavavajillas es el modelo FlashDry de KitchenAid. Consiste en un lavavajillas que iría también junto al fregadero, pero esta vez bajo el espacio destinado al escurridor. Actualmente en las casas ya se coloca sobre el escurridos una superficie porosa o una bandeja de plástico dónde dejar secar los platos recién lavados.
Ahora el FlashDry lo hará por ti y dejará ese espacio en la superficie libre, para que lo puedas aprovechar de otra forma. Por eso el modelo trae consigo una tabla de madera adaptada para que la puedas colocar ahí. Es ideal para parejas.
En las imágenes se aprecia que en su interior hay espacio para ollas o sartenes de tamaño reducido.
No he conseguido averiguar el precio, pero en Dornob hacen un comentario comparando su elevado precio con su reducido tamaño. Algo tan bonito y deseado, era normal que no saliera barato.