Cuando los niños crecen hay muchos objetos que quedan inservibles. Si tenemos intención de darle un hermanito, pueden servirnos en un futuro, pero otras veces quedan obsoletos, guardados en un rincón y sin saber que hacer con ellos. Nos da pena tirarlos (mi madre todavía tiene guardada mi cuna) pero lo cierto es que no sirven para nada ¿o si?.
Parece que sí, al menos si aplicamos ingenio. Mirad que uso más curioso se le ha dado a una cambiador de bebé.
Si exactamente, se ha convertido en un carrito para bebidas. ¿Qué necesitamos para hacerlo?
– un mueble cambiador de bebés (quizás no todos sirvan, sino los que coincidan con el patrón que vemos en la imagen).
– Lija
– Pintura y pincel
– cuatro rueda
– tornillos
Proceso:
Lo primeros que debemos hacer es conseguir el muebles cambiador de bebés. Si no tienes ninguno y te ha gustado la idea también puedes buscar a alguien que lo venda.
Si el mueble está en perfecto estado y con un color que nos gusta, podemos dejarlos tal y como está, pero si lo queremos cambiar utilizamos la lija para quitar la pintura anterior e impurezas. Después lo pintamos como prefiramos.
Cuando se haya secado, lo subimos a una mesa y lo giramos, de forma que las patas queden hacia arriba, para colocar las cuatro ruedas en los extremos de las patas. Las sujetamos con tornillos. Debemos procurar comprar ruedas que encajen justo en el tamaño de las patas, de lo contrario no quedará ajustado.
El carrito ya está terminado, ahora solo nos quedaría pensar en los accesorios que podemos incluir: ganchos para colgar reposavasos, canasta metalica para guardar objetos, soporte para vasos, etc… aunque piensa que no debe quedar excesivamente recargado.
Recuerda, si añades algún elemento más a la estructura del carro vendría bien pintarlo del mismo color o de un color diferente pero que combine bien.
Vía: Espacio Hogar