Cama de día

Hay un momento en el día en el que, a pesar de la hora, me invade un sueño -no cansancio- tan fuerte e inesperado que me es imposible no dar cabezas en frente del ordenador, rodeado por mis compañeros de oficina y bajo la mirada atónita de mi jefe y superiores. También alguna risilla de la chica que se sienta al lado. Es justamente después de la comida cuando siento que la energía me baja y necesito tomar una siesta, no más de 15 minutos me evitarían el espectáculo que protagonizo día tras día desde que empecé a trabajar en esta oficina.

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Desde siempre me ha pasado, en el kinder me quedaba dormido después de la merienda, después el colegio roncaba en clase de religión, justo después del descanso, y era para mi imposible no soñar mientras el catedrático de historia del arte explicaba Picasso a las 4 p.m en la carrera universitaria. Invariablemente me pasa que después de tomar una comida siento un intenso sueño que debo reprimir. Tengo la alegría de saber que no solo me pasa a mi sino a una gran proporción de personas a mi alrededor, la tristeza es que ellos tienen más capacidad para controlarlo que yo, o por lo menos de disimularlo.

Hay un mueble especial para tomar la siesta, que va perfecto en la oficina o en casa, puede ser situado en el salón o en el estudio: es la cama de día. El díseño SOL, de la casa de mobiliario BOLZAN LETI, funciona como una pequeña cama para tomar la siesta, larga o corta, pero conservando la apariencia de un sillón muy cómodo. Tienen un accesorio de restricción que permite que los bebes duerman y nosotros estemos tranquilos de su seguridad. Su apariencia tiene un juego de contradicción dada entre su tapizado moderno en colores brillantes y la manera capitaneada en que ha sido confeccionado, al estilo tradicional.

Mayor información en la página Web www.bolzanletti.it