La decoración de los espacios exteriores de la vivienda, sean grandes o pequeños, requieren de una buena planificación para sacar el máximo provecho de los mismos. Esta planificación tiene que ir en dos sentidos: funcional y estética. Conjugar ambos aspectos es la consigna que debemos seguir, siempre teniendo en cuenta el tamaño del espacio y las posibilidades que nos brinda el clima durante todo el año.
La función que queremos darle es el aspecto que hay que considerar en primer lugar. Lo ideal es que el jardín o terraza pueda tener un rol más importante que solamente el decorativo. Son espacios que deben ser aprovechados. Por ese motivo, el mobiliario que coloquemos en él, tiene que tomar en cuenta esta función. Sillones, bancos, banquetas; o incluso mesas que permitan comer ahí cuando el clima es el adecuado.
De acuerdo a clima donde vivimos, es que emplazaremos estos muebles, de modo de poder usarlos la mayor parte del tiempo. Si solamente destinaremos un espacio de descanso con sillones, tienen que estar a resguardo de las condiciones más extremas, como ser mucho sol en verano o una zona muy expuesta que impida relajarse en las horas de sol en invierno. El espacio que dediquemos para comer debe estar apartado del anterior, para no dar una sensación demasiado abigarrada.
Una vez que hemos definido los usos que deseamos darle al jardín y el lugar donde emplazaremos los muebles hay que elegir el estilo. No puede diferenciarse demasiado del resto de la vivienda, aunque se puede jugar con los contrastes de estilos, siempre que mantengamos algo en común, como algunos colores.