Me gustan las antigüedades, por esa sensación de que han vivido muchos momentos de otra gente, en otro tiempo pasado con sus historias que tal vez lleguemos a conocer o se quede en el olvido. Hay muebles que por su utilidad clara y especifica hablan por si mismos de lo que han sido.
Me encanta pasear por los mercadillos y los rastros, las tiendas de segunda mano, donde casi siempre encuentras algo que te llevarías a casa, pero no siempre puedo, y me quedo con las ganas, pero me motiva.
Que trastera que soy, pero hay tantas posibilidades si estas dispuesta y eres un poco manitas, que no es tan difícil, lija en mano, cola, unos pinceles y pintura renovar una pieza a tu gusto y dar estilo a tu casa, la imaginación al poder sin ninguna traba, de manera que respetas el mueble original en sus funciones, con su colorido original o lo reconviertes para otros usos totalmente opuestos.
El estilo Brocante tiene dos vertientes diferentes: tu eres la que buscas la pieza y te dedicas a restaurarla, y otra las pequeñas y grandes empresas que aportan su buen hacer y su amor por estos objetos nobles.
La combinación es la clave.
