La luz que se mueve

Todos son sentimos fascinados por la luz. Desde pequeños ha sido uno de los principales recursos con los que contamos para divertirnos, además de la imaginación. ¿Quién no hacia una paloma, una serpiente o un angelito con el reflejo que a contraluz se lograba con las palmas de las manos creando así un sofisticado, minimalista y efectivísimo teatro chino en cualquier pared de la habitación? También recuerdo como con una pequeña, pero necesariamente potente, linterna podíamos hacer de nuestra cara un globo iluminado: bastaba con tragarnos el aparato y llenar de aire los cachetes. Así resultábamos iluminados internamente como gnomos en la oscuridad del  jardín, también podíamos iluminarlos la nariz si nos poníamos la linterna como tapón. Yo nunca hice el experimento del globo después de haber intentado el del tapón, o por lo menos no con la misma linterna.

Todo  esto era posible gracias a las pequeñas lámparas, reflectores portátiles y linternillas que encontrábamos guardados en cajones y estantes olvidados por nuestros padres; en los cuartos de servicio, en la cocina, en el garaje. Pensando en todo esto y reflexionando un poco, lo que la falta de tiempo y de energía me permite, he decidido dotar mi piso con una variedad más amplia de lámparas portátiles para que los chicos las puedan usar sin prisas y sin riesgos.

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La lámpara portátil TOOL, de la casa de diseño MANWORK DESIGN, es perfecta para ponerla sobre la mesa de noche para moverla por toda la casa gracias a su manija y a que también funciona con baterías. La idea de combinar elementos como el plástico traslucido y con una estructura de acero cromado le da a la pieza un aspecto moderno y llamativo. Mayor información en la página Web www.manworksdesign.com