Mi hijo tiene siete años y dice que quiere ser ingeniero. Cada mañana se despierta hacia las siete y media de la mañana, enciende la luz, me pasa las gafas y comienza a hacerme la presentación oficial de su último proyecto aeronáutico elaborado con fichas de Lego.Siempre he pensado que lego es la iniciación a Ikea. Instrucciones supuestamente fáciles, ensamblar y ya está. Considero que los suecos son maravillosos, tanto en diseño de mobiliario como de juguetes. Los juegos de Lego despiertan la creatividad de los niños, aunque éstos a veces depierten a las madres para enseñarles sus inventos y a ellos no les haga ninguna gracia.
El caso es que me gusta la firma de jueguetes, y hace poco vi una noticia en la tele sobre un hombre, fan acérrimo de la marca, que se había propuesto construir una casa con las míticas fichas cúbicas de colores básicos. Hay gente para todo, y los responsables de la empresa nórdica lo saben y lo aprovechan, con lo cual, basta con echar un vsitazo a la tienda de su página oficial para descubrir que Lego va mucho más allá de los juegos para niños.
A mí me llamó paticularmente la atención la serie de productos pensados para la casa: cubiertos con los mangos inspirados en las fichas de doce circulitos que se ensamblan, moldes para galletas, botes para almacenamientos de pasta, cereales o azúcar, o tupper de menor tamaño ideales para que los niños lleven su mediamañana al cole.
Materiales resistentes y diseños pensados no sólo para hacer las delicias de la representación infantil de la familia, sino más bien orientados a satisfacer la nostalgia el punto Peter Pan de muchos de quienes apenas acabamos de llegar a «la edad adulta». Se trata de objetos decorativos, prácticos y de calidad aptos para todos los públicos. Todo por supuesto con la misma gama de pantone utilizada en los juguetes, para que nada se escape a la imaginación, incluso a la hora de decorar la cocina. http://www.lego.com