La madera es un material al que se suele recurrir con mucha frecuencia a la hora de decorar los interiores de las viviendas.
Cada tipo de madera provine de un tipo de árbol, esto es lo que las diferencia unas de otras y también lo que le otorga determinadas cualidades.
No todas las maderas tienen la misma durabilidad, esto depende del tipo de madera y también de los productos utilizados a la hora de tratarla: taninos, resinas, aceites, etc.
Al tratarse de un material natural es susceptible correr determinados riesgos y a poner en riesgo su integridad. Algunos de los factores que pueden poner en riesgo la integridad de madera son: el agua, el sol, los insectos, la humedad, los hongos, etc.
Evidentemente, unos tipo de madera son más susceptibles que otros. Por ejemplo, algunas de las maderas más resistentes son la teka, el guayacán o el iroco. Mientras que la caoba, el castaño o el roble tienden a ser un poco más delicadas y susceptibles a los fenómenos mencionados.
En exteriores, jardines, terrazas, etc, se debe evitar colocar maderas de pino, de abeto o de roble américa, ya que este tipo de maderas no resisten la intemperie.
Cuidar, mantener y proteger la madera:
En el mercado existe gran cantidad de productos especiales para proteger la madera. A la hora de aplicarlos es imprescindible seguir al pie de la letra la forma recomendada de aplicación y las dosis necesarias.
Podrás encontrar los productos divididos en grupos dependiendo de la protección que ofrecen: insecticidas, fungicidas (protegen de hongos), hidrófugos (protegen de la humedad) y pigmentados (el producto contiene unos pigmentos que actúan como protectores ante el sol).
En general, este tipo de productos se aplica con brocha o pincel. En cualquier caso, consulta las instrucciones y aplícalos de la manera recomendada.