¿Bello verdad? Este trabajo es del joven diseñador belga Kaspar Hamacher, y está realizado usando fuego para quemar el interior de la madera. El mobiliario se llama Quemado, como no podía ser de otra manera.
Kaspar dice que ama la madera y su motosierra, pero para realizar estos taburetes dejó la motosierra y utilizó el calor y el fuego como herramienta. Él recoge restos de árboles locales, los descorteza, los corta a diferentes alturas, y luego con la misma corteza y fuego quema el interior de la pieza para realizar las patas. El uso de la madera en bruto y el calor producen detalles hermosos y únicos en estos taburetes y mesas, lo que hace cada pieza única.
Kaspar es hijo de un ingeniero forestal y nació en el medio del bosque. Vivió un tiempo en Bruselas, pero ahora ha vuelto al bosque donde tiene su taller. Como vemos el producto lo ha hecho regresar a sus orígenes. A mí me hace acordar un poco a la historia de Patricio Machado que vimos en un post anterior.
Una de las cosas que he aprendido con esto es que, en fabricación de muebles y en la vida en general, no todo está inventado. Siempre se pueden encontrar nuevas formas de tratar los materiales y nuevas ideas que aportan arte y funcionalidad a nuestra vida. Y que en diseño de mobiliario, no siempre lo perfecto es lo bello. Aquí hay un ejemplo, donde la belleza reside justamente en la imperfección.
Este mobiliario ha sido expuesto en el Museo de Biología de Estocolmo, junto a 20 diseñadores más, durante la Feria de Mobiliario, rodeado de una magnífica exposición de animales de peluche y aves marinas.
Aquí vemos al diseñador belga en su taller.