Me considero una fanática de los detalles, las cosas sencillas, por eso me gustan las formas de la espuma del café, las flores que pueda tener grabadas la taza y las frases que a menudo te encuentras escritas en el plato, bajo la taza.
En el mundo del diseño, siento admiración y envidia por el matrimonio Eames y todos los objetos que nos dejaron, pensados y fabricados teniendo en cuenta hasta el detalle más pequeño. Pero hoy no voy a hablar de sus diseños, hablaré de una silla que de manera discreta aparece cómo tendencia, os hablo de la silla Tolix.
La Tolix aparece en 1927 de la mano del francés Xavier Pauchard, pionero del proceso de galvanización de los metales en su fábrica, también llamada Tolix, donde producían mobiliario metálico práctico y de calidad.
Pauchard la creó para que fuera funcional, por eso es una silla de acero apilable y la fabricó con variantes: sin brazos y con las patas moldeadas, con brazos y con el asiento metálico liso, perforado o con travesaños,… también existe una versión para niños llamada Mouette.
Con la fuerte demanda que ha sufrido esta silla en los últimos años, han crecido el nivel de imitaciones. No tengo nada en contra de estas, siempre y cuando su precio también sea el equivalente al de una copia y no acerque al original. Para diferenciar las originales, deberás fijarte en las visibles huellas del paso del tiempo, y en las patas, que son huecas, encontrarás un taco de madera en interior, cosa que a las imitaciones lo sustituyen por goma. También deberán llevar una placa con la fecha de fabricación, o en su defecto el relieve de Tolix.
Es un modelo que ha sido usando en fábricas, oficinas, hospitales e incluso se han usado en exteriores ocupando la mayoría de terrazas de las ciudades. Actualmente la Tolix se utiliza en comedores y cocinas, por su interesante combinación de madera y metal.
Son un clásico, pero si tienes el bolsillo disponible para una pieza así la encontrarás en Tolix.fr, batavia.net o tiendas vintage.