Buenos días, amigos de Decoración 2.0! Hoy nos encantará recordar aquellos relojes de pared que hoy día podemos ver en el mercado con fantásticos estilos diferentes.
Estos elementos decorativos son especialmente artículos que, con solo su presencia, son capaces de convertirse en el centro de atención o ser el protagonista de la estancia.
Como para afrontar el presente, en todo, es necesario conocer un poco del pasado, cuando hablamos de este tipo de relojes debemos tener en cuenta que, antaño, su función decorativa resultaba secundaria con respecto a la misión fundamental de convertirse en el centro de información horaria de los habitantes de la vivienda,
este hecho, en una época en la que por supuesto no existían focos de atención como puede suponer hoy en día el televisor, la presencia del reloj de pie en los salones tuviera una tendencia generalizada a ocupar lugares de privilegio en los mismos.
Obviamente hoy en día, cuando nos planteamos la presencia de un reloj de pie en nuestros salones, debemos hacerlo dentro de un contexto totalmente diferente y que necesariamente debe partir de la idoneidad de tal elemento en un punto clave de la vivienda como resulta el salón.
Por tanto en la elección deberemos meditar tanto el porqué como la ubicación destinada para asegurarnos del éxito de la elección.
Si la opción es motivada por una decoración a estilo antiguo, como parte de combinaciones sobre antigüedades, encontraremos en el mercado una buena oferta de simulaciones modernas muy conseguidas que rememoran diferentes periodos históricos de este elemento incluyendo las fases constructivas por las que ha pasado o, directamente, dirigirnos al mercado de antigüedades, mucho más complejo a la hora de la elección pero, en el plano de una rememoración de concepto acerca de mobiliarios antiguos, mucho más satisfactoria.
Pero no nos detengamos ahí, porque la posibilidad de incorporar a conjuntos decorativos modernos de los relojes de pie no solo es real sino muy extensa e interesante.
La fabricación de relojes de pie de diferentes tipos, modelo, tamaños y materiales, lo convierten en un objeto que realmente puede acabar marcando la diferencia de prestancia del mobiliario de nuestro salón.
Tomada la decisión de la compra y del modelo, llegará la decisión de la colocación, de la ubicación del objeto, y esto no es un asunto baladí; dependiendo del tipo de reloj elegido, no podremos escapar a la realidad de que se trata de un objeto que marca de manera clara con su presencia el resto de mobiliario y decoración; en este marco, será tarea nuestra decidir el grado de protagonismo que le queremos dar, aunque, parece obvio, adquirir un elemento de presencia poderosa para ocultarlo no tiene mucho sentido.