Nada de renunciar a los kilims y esteras cuando se disparan las temperaturas si están en la lista de tus debilidades decorativas. Solo hay que sustituirlas por las alfombras veraniegas. Aunque seguro que el espíritu estival ya se habrá apoderado de tus estancias, reserva un hueco para estos textiles. Dan vida a los suelos con tonos y estampados que relajan, refrescan el espacio y decoran en modo verano. Te las presento.
Las alfombras veraniegas son una propuesta única para vestir con mucho encanto y encima añadiendo confort. Al contrario que las de invierno, sus tejidos son más ligeros y sencillos, pensados para no dar calor y lucirse con bastante más naturalidad. Tanto en el interior como en el exterior de casa. Yo las adoro.
Alfombras veraniegas: un juego de sensaciones
Es difícil resistirse al efecto que producen las alfombras veraniegas cuando las colocamos en cualquier habitación de casa. A veces nos traen recuerdos de culturas y paisajes lejanos por su procedencia, como las llamadas Beni Quarain made in Marruecos. Está claro que añadirán una dosis extra de exotismo allí donde decidas ponerlas. Cautivan, atrapan la mirada por la viveza de sus colores y la personalidad de sus trazos y estampados tribales. Siguen siendo un must de la decoración de interiores ante la personalidad que destilan.
Lo mejor es buscar un suelo espacioso para exhibirlas, quizá en el salón, en un amplio recibidor sin demasiadas puertas. O a los pies de nuestra bañera exenta para recordarnos una imagen grabada en la retina. Resulta fácil combinarlas en ambientes muy diversos, de manera que apostar por ellas es un éxito seguro. Pero atención, en rincones bohemios o con un sello artesano parecen cobrar más belleza.
Otras alfombras veraniegas simplemente nos transportan a los colores propios del verano, dinamizando las estancias. En tonos suaves o llenos de vitalidad y energía. Esta dualidad nos permitirá jugar a integrarlas mucho en nuestra decoración o a destacarlas al máximo. Y en este último caso podrán ser las protagonistas por excelencia para rejuvenecer cualquier interior, incluidas las habitaciones infantiles si son de algodón lavable. Encajarán de maravilla en sus territorios particulares.
También modelos con alma ecológica
Esta atractiva familia de alfombras veraniegas no estaría completa sin los modelos de fibras naturales, también conocidas como vegetales. Con ellos la decoración se volverá cien por cien natural y un tanto más auténtica. De modo que son la gran apuesta si nos gusta su aspecto y el aire desenvuelto y eco-friendly que dejan en cuanto se extienden sobre el suelo. Suelen ser de coco, sisal, yute, bambú o algas marinas. ¿Dónde funcionan muy bien? En decoraciones donde la calidez es un plus, a base de maderas y tejidos naturales. Las circulares son especialmente juveniles y muy prácticas para acotar visualmente zonas de paso. O delimitar ambientes en espacios diáfanos.
En realidad, este tipo de alfombras veraniegas se definen por su versatilidad a la hora de decorar cualquier interior doméstico. Son ese comodín ideal para colocar aquí y allá y acertar de pleno. En habitaciones con un estilo meramente funcional, en estancias donde se apuesta por lo rústico contemporáneo, y en interiores que abanderan lo escandinavo. Resistentes y fáciles de limpiar, yo las considero las más todoterreno y recomendables cuando hay personas alérgicas en casa.
La razón principal es su facilidad para atrapar el polvo entre sus fibras y regular muy bien la humedad. De manera que son candidatas por excelencia para dormitorios y zonas de descanso. Porque además pisar sobre ellas resulta muy placentero, y más aún las de sisal. Como no deben mojarse, no son las más idóneas para vestir nuestros exteriores.
Grandes amigas de patios y terrazas
Otra gran noticia asociada a las alfombras veraniegas es que también han nacido para lucirse en la terraza o el balcón de casa. Has leído bien. Y este dato abre la puerta a renovar su decoración en nada de tiempo, lograr que los pavimentos también aporten alegría y vitalidad. Sin olvidar su papel funcional para protegerlos del uso si vamos a hacer mucha vida en estos espacios exteriores tan estivales. Que seguro que sí.
Ahora bien, no todas las alfombras veraniegas funcionan adecuadamente en terrazas y patios. Las sintéticas son sin duda las favoritas por tratarse de materiales resistentes a la humedad y a los rayos del sol. Así que adelante con ellas para presumir del porche estos meses, o de ese mini balcón. El hecho de que sean sintéticas no las hace menos atractivas porque sus diseños reproducen con un realismo asombroso texturas y trenzados. A veces hay que tocarlas para salir de dudas.
Con espíritu híper práctico y sensible a las alergias
De polipropileno o vinilo, así son las alfombras veraniegas sintéticas. Son todo un descubrimiento para crear zonas de comedor al aire libre o rincones de sobremesa realmente cómodos. Sin preocuparnos de que se manchen o atrapen polvo, ni que pierdan color por la exposición de los rayos del sol. Y todo esto es mucho decir cuando estamos en un espacio doméstico exterior.
En concreto los modelos vinílicos son antihongos y antibacterianos, además de ser bastante ligeros y autoextinguibles. Es decir, no arden si se produce un pequeño incendio. No te lo pienses más y empieza ya mismo a pensar cómo y dónde colocar tus alfombras veraniegas. Verás que cambio darás a la decoración.
¿Qué te parecen a ti?