Cuando aparece la oportunidad de reformar al completo un apartamento, no podemos evitar cerrar los ojos y empezar a imaginar el apartamento de nuestros sueños proyectado entre esas cuatro paredes. Por eso aunque nos gusten las cocinas blancas y nórdicas, si los materiales de los que disponemos no nos lo permiten, será mejor pensar otra idea igual de buena.
Así es como se plantearon la decoración de este pequeño apartamento que debe compartir espacio el salón con la cocina, sin otro separador que un sofá. Para que no parezca un despropósito, la cocina debe poderse ver y ser tan funcional como decorativa.
Con un suelo de parquet y una pared de ladrillos marrones, ya nos vamos imaginando que la decoración ser irá más a las tendencias rústicas que a las minimalistas. Así es como nos encontramos una cocina de fogones negra, junto a una mesa auxiliar metálica.
Siguiendo con el aire vintage, en la pared hay colocadas una estantería alta y descubierta, que contiene elementos menos frecuentes y, un poco más abajo están los utensilios habituales de cocina colgados de un gancho. El potente color de alguno de ellos, crea un contraste con la pared y el negro muy interesante.
Sin dejar la tendencia vintage, la mesa, las sillas y el banco que forman el comedor tienen en su estructura más años de los que aparentan. Con una madera gastada y un hierro un poco magullado, parecen haber estado en ese piso durante años y ahora han pasado de la habitación de costura al comedor. Un estilo industrial muy propio de las islas británicas.
En la parte más escondida encontramos el resto de mobiliario que acoje todo el menaje. Bajo unos colores grises, blancos, negros y metálicos, siguen la coherencia de esta cocina abierta.
Una reforma muy acertada dadas las características del apartamento, así que no me importaría trasladarme ahí una temporada con la vieja excusa de mejorar mi inglés.
Fuente: Design Sponge