La tela de saco, valorada siempre por su gran resistencia, nos puede arrojar unos resultados sorprendentes como elemento decorativo de alguno de nuestros muebles. Puede servir sola o bien combinada con telas un tanto más refinadas, pero siempre ofrecerá un resultado sorprendente y muy original y desenfadado.
Aporta originalidad y calidez a nuestros muebles
A la tela de saco también se la conoce con el nombre de «Arpillera», y su gran aportación decorativa es que dota a nuestros muebles de una gran calidez y de una gran originalidad. Otro de los atractivos de la tela de saco es su precio, ya que resulta muy económica.
La tela de saco se integra a la perfección como elemento decorativo en ambientes rústicos. Su resistencia, además, las convierte en el elemento ideal como fundas para una silla, ya que soportan muy bien el paso del tiempo y los diferentes lavados.
En la actualidad se fabrican, también, tejidos que tienen el mismo aspecto que la tela de saco genuina pero más suaves, que resultan ideales para utilizarlos como fundas de una butaca o de cojines. Las telas de saco empleadas como tapetes también dotan de naturalidad y de una cierta informalidad al faldón, algo que siempre es de agradecer.
También pueden aportar encanto y sofisticación
Al margen de los ambientes rústicos, las telas de saco también encajan a la perfección en ambientes más formales. Por ejemplo, un estor de tela de saco con cortinón de damasco aporta un gran encanto a la estancia, al tiempo que también la dota de cierta sofisticación. Además, las telas de saco combinan excelentemente con algodones o con otras telas más refinadas como las sedas y el jacquard.
También tenemos que tener en cuenta que no solo los muebles son susceptibles de ser decorados con tela de saco. También podemos decorar o tapizar otros muchos objetos con este tipo de tela. Los cojines, la pantalla de una lámpara o los laterales de una butaca son buenos ejemplos de esas otras opciones de decoración que nos ofrece este tipo de tela.