Cuando voy a un piso antiguo, ya sea de un conocido o de un extraño, siempre me quedo embobada mirando el suelo, incluso aprovecho algún momento que no me ven para sacar alguna foto de las baldosas.
Me gusta la belleza que le dan a una casa y, como han sabido adaptarse a día de hoy. Siempre hay algún caso, en el que el inquilino no ha sabido sacar partido y el suelo no luce lo que tendría que lucir. Por eso he preparado unos ejemplos que te servirán para enamorarte más de los mosaicos hidráulicos o, a darle una oportunidad si no son de tu agrado.
Si tu cocina es de aire retro o esta ubicada fuera de la ciudad, es probable que te encuentres baldosas, pero esto no tiene que ser un inconveniente a la hora de reformar la cocina o darle un aire más actual. Si las dejas localizadas en una única zona de la cocina y combinas los colores que las forman con el resto de decoración, adaptarla es mucho más fácil. Una vajilla blanca o algo de metal restaurado le dará un toque familiar.
Es más habitual encontrarlas en el suelo, dibujando creativas cenefas y motivos geométricos, por eso los elementos de madera ayudarán a darle un aire rústico, sin marcarlo demasiado.
Otra posibilidad, es dejar atrás toda relación con el pasado y mirar sólo hacía el futuro, con mesas y sillas metalizadas, una pintura gris y unos electrodomésticos de estilo minimalista.
Si prefieres que su utilización sea discreta, puedes incluir una única cenefa en la parte baja de la pared e incluso aprovechar alguna pieza sobrante como posavasos.
Como era de esperar IKEA también dice la suya al respeto y, las utiliza con formas y colores vistosos sobre la vitrocerámica. Un golpe de atención que no me acaba de convencer.
Los suelos hidráulicos se deberían proteger en las casas, así las próximas generaciones también los disfrutarán.