Pocas cosas me ponen tan desesperada como lo es enfrentar una mudanza. No quiero, me niego, estoy rotundamente en contra de tener que evaluar en pocos días la importancia de todas las pertenencias materiales que me acompañan, después empacar lo que he seleccionado para que siga conmigo y al final verlo todo reducido a un cúmulo de cajas apiladas unas sobre otras. No todo termina ahí; después de cargar con las consabidas cajas durante horas y kilómetros, llegan todas mis pertenencias a un lugar extraño y allí debo desempacarlas y tratar de adaptarlas de nuevo.
Requiere de tanta paciencia el hecho de mudarse y yo la tengo cada vez mas agotada que resulta contraproducente para mi salud mental y física. Ni hablar de lo costoso que es contratar ayuda para transportar las cosas, para cargarlas, para empacarlas y de lo irritante que resulta que siempre algo se rompa o se pierda. Los principales afectados son las copas de cristal, los espejos y los jarrones. Confieso que cuando me mudo quisiera no tener más que una cama, una lámpara de pie y un sistema de sonido al qu el pueda conectar un I-Pod; con eso podría vivir por lo menos mientras compro de nuevo todo lo demás.
Las cajas para empacar son un tema fundamental, son necesarias cajas para libros, para ropa, para artículos de mesa, cajas estándar para cualquier cosa – miden 580 x 380 x 370 mm-, para archivar documentos, para vajillas o para ropa de cama. Todos los tipo de cajas los tiene RONDO, una empresa dedicada a las mudanzas y que dentro de sus servicios ofrece todos lo necesario para llegar al lugar de destino con la cristalería perfecta y limpia. Es posible encontrar en su oferta cajas de todos los tamaños y servicios, además de poderlas marcar o imprimir para facilitar su transporte y reconocimiento. Mayor información en la página Web http://www.rondo-ganahl.biz