A todos nos produce cierta sensación de hogar las casas de madera que encontramos en las zonas de montaña. Enormes chimeneas, muebles de maderas nobles y una mesa repleta de comida y amigos es lo primero que me viene a la cabeza cuando pienso en una casa así. Pero si creíamos que ellos se iban a quedar anclados en el pasado (o en la temporada de invierno) nos hemos equivocado.
La decoración rústica no tiene porque ser clásica, ya que su elemento principal, la madera, se puede combinar con más materiales y colores que utilizan lo mejor de cada estilo para crear uno nuevo. Este es el caso de la siguiente cocina, en la que la madera y la piedra se mezcla con el acero inoxidable y el metacrilato, consiguiendo que la sensación de paz y tranquilidad de la montaña se siga respirando en ella.
La textura de la piedra vista de las paredes acoge con mucha naturalidad el gris metálico de fogones y campana extractora, que comparten espacio con una enorme encimera gris de mármol.
Unos pasos más atrás, encontramos la mesa para comer hecha con la unión de dos maderas. La parte superior es de un tono oscuro y natural donde las aguas de la madera dibujan interesantes formas, mientras que la parte inferior con una madera más clara, refuerza la estabilidad de la mesa.
Lo que más llama la atención de ella son las sillas, ya que a sus formas redondeadas y sinuosas no están sobre mimbre y madera, sino que están hechas de metacrilato y metal. La parte superior de respaldo y asiento son una única pieza transparente, que se sujeta por unas finas barras de metal.
Pero si hay algo que me gusta en esta cocina son las enormes y largas vigas de madera del techo, que forman la estructura de la casa.
Aunque se acerque el calor y apetezca más mar que montaña, no me importaría desayunar cada mañana en esta cocina ¿Qué os parece a vosotros?
Fuente: Etxekodeco