Cuando entramos por primera vez en una habitación, percibimos de forma distinta los elementos que la componen. Si hablamos de colores, una habitación totalmente blanca la veremos iluminada, clara, donde se respira paz y tranquilidad. Pero si queremos percibir un poco de calor y que nuestro gusto personal se vea reflejado en la decoración, debemos recurrir al color y a los complementos.
Una cocina tan blanca como la que vemos en la imagen, le debe su aspecto casero a esas sillas de madera clara o a los tres pequeños detalles en el armario, con un frutero, una geisha y una planta con flor.
Otra opción para darle vida a una cocina blanca es ocupando una de sus paredes con una pintura o un papel pintado que le de un contraste agradable y diferente. En este caso el papel esta formado por unas siluetas en negro de un rebaño de vacas, que junto a los pequeños elementos de color rojo en la lámpara y los tonos alegres de los tarros de la pared, transforman esta cocina es un lugar agradable dónde mantener una conversación con los amigos o leer tranquilamente el periódico de la mañana.
Si la cocina no la podemos modificar al completo, podemos optar por jugar con la vajilla. Por eso me decantaría por una vitrina con las puertas abiertas, dónde la vajilla de colores vivos, se muestre como elemento decorativo. Eso si, ordenada por colores o tamaños para no ser todo lo contrario. Unas sillas de madera acolchadas con una tela alegre con motivos geométricos, son una gran idea para romper con la homogeneidad del resto de la cocina.
Una lámpara roja frente a unas paredes verde agua, combinan a la perfección con el mobiliario blanco, sobretodo si se ha querido mantener las sillas dentro de estos tonos con unos cojines grises que armonizan.
Los detalles los debes elegir tu, ya que hablan de ti y tu punto de vista. Inspirate con nuestros consejos y muéstrate sin complejos.