Cuando entra diciembre, con su alegría y con todos sus festejos, además de la gran emoción que me produce, de la esperanza que invade mi corazón, del regocijo que llena mi familia, empiezo a sentir, mucho antes de caer en el error y sabiendo que será inminente sucumbir en él, la angustia de haber roto la dieta. Y con lo que seguramente habré comido entre el 1 de diciembre y hasta el día de Reyes no solo la habré roto sino también pisoteado, varias veces.
Y la verdad, aunque sabiendo lo que me espera en enero y a pesar de mi queja anticipada, no pienso dejar de comerme ni un solo pastelillo, bocadillo, pato, pavo, pollo relleno, trenza de pan, pastel de chocolate ni de tomarme todas las bebidas gaseosas que me ofrezcan en las visitas, que con mi esposo y niños, haré a mi hermana, mis primos, mis tías, padre y madre, y vecinos. No pienso renunciar al placer de la navidad pero estaré preparada para empezar el nuevo año con voluntad, por lo menos los primeros once meses, aproximadamente.
Para estar preparada en el inicio de año y tomarme los kilitos de más que tendré con humor, me he comprado la báscula BITTERSWEET, diseñada por WENDY GOLD. Esta pesa que está dividida en incrementos de 5 libras cada uno, tiene muchas particularidades: la primera es que luce como una caja de bombones, así que justo en el momento en el que están parado en ella veras a tus pies los chocolates que te has comida; y la segunda es que en lugar de números cada 5 libras tienes frases cómicas como “simplemente deslumbrate”, “soy un perfecto adolescente” y “la ignorancia es felicidad”. Está fabricada en plástico y metal, es hecha en China e impresa en California y mide 12,5 x 16 pulgadas. Mayor información en la página Web artonglobes.com