La iluminación tiene la mayor importancia en un proyecto de decoración y diseño de interiores y pocos factores influencian tanto el ambiente en una casa que la luz que para ella proyectamos.
Con una correcta definición de esta luz se consiguen espacios con más calidad, se avivan los colores, se organizan diferentes ambientes dentro de una misma división y se crean puntos de interés que pueden hacer la diferencia entre el éxito o fracaso de un proyecto de decoración.
Partimos también de la idea que la iluminación no se concibe de una forma estáticay uniforme y que tanto más variadas fueran las fuentes de luz, mas confort e interes estaremos transmitiendo al ambiente.
Con estos supuestos comenzaremos, parte por parte la iluminación de cada ambiente de forma genérica, luego, correrá por su elección particular, adecuar nuestros consejos a sus necesidades.
Para le recibidor de la casa, debemos elegir una luz acogedora, ni demasiado intensa, ni demasiado ténue y que forme una transición equilibrada con la luz que vamos a colocar en las divisiones restantes de la casa. Podemos elegir, proyectar luz indirecta con iluminación difusa de techo, o apliques en la pared para destacar detalles interesantes que podamos tener en la arquitectura del recibidor. Eventualmente si el espacio lo permite, podrá colocar un candelero de base, en un área a la cual quiera conferirle un destaque especial.
En las zonas de pasaje debemos bajar la intensidad de la luz, y si los techos fueran muy altos, deberemos instalar apliques en la pared con la luz direccionada para el suelo. Si ese corredor o zona de pasaje es suficientemente amplio, aún podemos colocar un candelero de mesa sobre un mueble de apoyo que tengamos instalado.
En las salas de estar debemos privilegiar los puntos de luz situados por debajo del 1,80 metros, como por ejemplo, candeleros suspendidos, de base o de mesa. Pensando que en esta división pasamos mucho tiempo sentados, debemos colocar estos puntos de luz en los laterales de los sofás o sobre mesas de apoyo.
En el comedor, el punto de partida es la iluminación de la mesa de comer. La luz debe estar concentrada y cerca de 90 cm en relación a la cubierta de la mesa. En la elección de estos candeleros que se suponen destacadamente decorativos, debe tener cuidado para que su luz no encandile a quienes están sentados a la mesa. La luz ambiente de esta división debe ser entendida como complementaria. En lo que se refiere a la iluminación del área de comedor, deberá tener circuitos separados para la iluminación suspendida y para las fuentes de luz complementarias. Y si puede, opte por dimmers de modo de poder regular la intensidad de la luz en función del ambiente que quiere crear.
En la cocina, lo más importante será la iluminación de las zonas de trabajo, de preferencia debajo de los armarios superiores o colocando puntos de luz en los muebles sensiblemente a la altura de nuestros ojos. Debe tener en consideración no abusar de las fuentes de luz de halógeno porque proveerán calor excesivo.
Si contamos con espacio para una pequeña mesa de desayuno, debemos colocar sobre ella un candelero de suspensión, de preferencia con altura regulable. Podrá tener así una solución más decorativa en conjunción con la iluminación técnica, ciertamente dará un brillo especial a su cocina.
Para los dormitorios, debemos proyectar una iluminación también sectorial, privilegiando las áreas de lectura y conjugándolas con la iluminación del techo.