El famoso Yin y el gran Yang; si ese circulito dividido en dos, que suele ser de color blanco y negro… es un concepto, muy extendido, de la filosofía oriental. Este concepto refleja la dualidad existente en todas y cada una de las cosas que conocemos… por ejemplo lo femenino y lo masculino, la luz y la oscuridad, el bien y el mal, la mente y el cuerpo… ya os vais haciendo una idea.
¿Quién no ha tenido nunca “algo” en forma de Yin Yang?… ¡yo tuve unos pendientes! Pero este no es el caso; hoy me gustaría hablaros sobre un precioso y genuino asiento cuya forma es sin duda la del concepto de dualidad; ¡un Yin Yang! ¡no me lo puedo creer, tan grande y todo para mi!
Pues sí, este asiento “Yinyanero” pertenece a la colección del gran diseñador Suizo Nicolas Thomkins. cuyo propósito era la creación de las más deliciosas formas para Dedon.
El asiento Ying Yang se encuentra hecho de fibras trenzadas; nada más y nada menos que cuatro kilómetros de fibra Dedon. Integrados en la líneas hay dos cómodos asientos diseñados para albergar, generalmente, a dos personas. Su suavidad al tacto y comodidad “enganchan” Es un deseo para la vista y para el cuerpo, su sencillez en las formas hacen de este elemento una auténtica ambición… de gusto exquisito.
La sencillez y originalidad de este elemento decorativo hacen que pueda ser ubicado en cualquier sitio del hogar, haciendo las maravillas del mismo. Las visitas quedarán encantadas con las sinuosas formas de nuestro Yin Yang particular.
Cuando el cansancio se apodere del cuerpo nuestro Yin Yang, gracias a su funcional diseño, nos hará un cómodo hueco pudiendo estirar las piernas.
Si siempre te ha gustado este objeto, es una gran elección llevártelo a casa. La comodidad invita al descanso… y solo de verlo ¿Nos echamos un sueñecito?