Las librerías siguen cumpliendo un papel fundamental en la decoración de cualquier interior doméstico. Quién no tiene un modelo en casa, adaptado al tamaño del salón, fiel al estilo que nos va y al presupuesto que en su día tuvimos para adquirirlo. Pero la mayoría de las veces pasan demasiado desapercibidas. Estos muebles pueden sumar mucho a los ambientes si logramos que tengan alma con unos cuantos cambios muy eficaces.
Unos sencillos toques decorativos es todo lo que hace falta para que las librerías cobren otro papel en nuestras habitaciones. Aunque han nacido para almacenar libros, también podemos convertirlas en bellos expositores de otros objetos. O atrevernos a que asuman toda la personalidad de la estancia. Ya sea en el salón, en la cocina o en un cuarto de trabajo. En menos de lo que imaginas, podrás ver qué transformación.
Librerías con sabor de hogar
Hacer que las librerías luzcan una nueva imagen en casa no es un reto, sino un juego decorativo divertido que pondrá a prueba nuestras ganas de ser más o menos originales. Como punto de partida, el lugar donde se encuentren colocadas nos dará las pistas más valiosas. A mi me encantan las librerías o estanterías cuando aparecen alineadas junto a cocinas y comedores de diario, equipados con mesas de maderas claras y sillas modernas. Con un aire escandinavo por sus tonos blancos y sus líneas funcionales. En este caso una gran idea es que se transformen en muebles vajilleros actuales. Como una versión contemporánea de las vitrinas y aparadores de toda la vida.
Bastará con disponer en sus baldas o estantes toda la cerámica que tengamos en casa. Aunque las vajillas ocuparán la mayor parte de su espacio, también podemos reservar algunos huecos estratégicos para exhibir otras piezas que tengan un encanto especial. Quizá unos jarrones de loza, unos candelabros de cristal tallado o algún que otro objeto de artesanía. Colocados en los extremos y a diferentes alturas romperán la uniformidad y el resultado final nos sorprenderá. Un cambio tan sencillo como éste servirá para que las librerías añadan autenticidad y sabor a hogar al ambiente.
Piezas modernas para los clásicos del cine
En el salón, las librerías se convierten en piezas imprescindibles para albergar nuestras colecciones de libros y revistas. Estanterías de obra, a medida, o modulares, seguramente ocupan la pared principal de la estancia y nos sigue sorprendiendo su capacidad de almacenaje, que parece no tener fin. Sin embargo, pueden cumplir otra función y así volverse muchísimo más decó.
Por ejemplo, pueden ser muebles ideales para crear esos rincones cinéfilos que a todos nos gusta tener junto a la tele. Especialmente si son librerías exentas y muy modernas, diseñadas mediante columnas estrechas. Esos nichos son muy prácticos para clasificar nuestras innumerables colecciones de películas y documentales. Y toda la música que nos encanta escuchar a diario en los cascos. Otra opción es combinar todo este material si la estantería tiene capacidad suficiente. Siempre y cuando se planteen dos zonas bien diferenciadas.
Cuando estas librerías van acabadas en blanco cobran un aspecto un tanto escultórico por sus líneas esbeltas. Este efecto se realza si se colocan junto a paredes pintadas en tonos lisos y elegantes, y el greige es uno de ellos. Su volumen parecerá una bella silueta recortada. Un truco para que se vuelvan más cálidas es colocar a sus pies alfombras de pelo con una imagen muy artesana. Así de rápido y sencillo.
El escenario ideal para tus colecciones
Sin duda las librerías son capaces de generar efectos muy diferentes a través de lo que exhiben y cómo lo hacen. Añadir un aire nostálgico o boho chic a un rincón de nuestro salón o a una zona de estar. Bastará con transformarlas en expositores donde lucir nuestras objetos de colección más queridos, o esas aficiones artísticas a la que estamos enganchados desde hace años. Desde fotografías antiguas a ilustraciones originales o la obra pictórica de nuestro artista preferido. Verás cuánto aportarán a la estancia.
Solo hay que seguir un orden concreto para lograr una composición en armonía. Los objetos más grandes quedarán perfectos en las filas superiores e inferiores, para captar la atención visual. Tal vez esas bolas del mundo tan bonitas que coleccionas con tanta ilusión. Y las baldas centrales vienen muy bien para exponer piezas más pequeñas y de distintos tamaños. Que además podremos actualizar de vez en cuando.
Cuando son librerías grandes, podemos aprovecharlas al máximo para exhibir todo tipo de utensilios. E incluso colocar en la parte inferior cajas forradas de tela. O bien unos cestos de mimbre si lo que nos apetece es lograr un aire natural. En cambio, cuando se trata de estanterías más pequeñas o sencillamente son un conjunto de baldas en la pared, la mejor opción es crear composiciones decorativas muy despejadas. Y atrevernos a poner objetos apoyados en el suelo, bajo la última balda. Nuestro toque boho chic.
La cara más glamurosa en tiempo récord
Cuando las librerías son bajas, ¿por qué no hacer que sean el lugar más glamuroso de la casa? Yo las veo como una opción maravillosa para disponer en ellas piezas exclusivas y también alguna que otra antigüedad. Seguro que tenemos muchos tesoros domésticos que cumplen estas premisas. Espejos con marcos acabados en oro viejo, portaretratos en madera tallada, candelabros de plata, etc. Colocados con un orden desordenado darán un efecto más natural. Como ves, las librerías tienen un potencial decorativo increíble para convertirse en el centro de atención de cualquier estancia de tu casa.
¿Te apetece probar con alguna de estas ideas?
