La admiración que me producen las arañas –solo las pequeñas- ha sido constante desde hace mucho tiempo. Su liviandad, su apariencia y la tela que tejen en las esquinas de las casas que, cómo en la que crecí, no están limpias al detalle sino solo lo suficiente, y por esto permiten que estas pequeñas maravillas crezcan al tiempo que las plantas, son características que a mi parecer están llenas de magia y perfección.
El hecho de que su acción en los ambientes domésticos resulte beneficiosa, pues atrapan a los mosquitos y nos evitan sus picaduras, y el hecho de que estén asociadas a la buena suerte hace que realmente me gusten las arañas –solo las miniatura- y que cada vez que me encuentre una en mi casa, al lado de su tela, intente no estropearla y no me preocupe pensando en el mucho polvo que debe haber acumulado para que el animalito haya podido subsitir.
La silla LAZY GREEDY, de la diseñadora LOUISE CAMPBELL, rememora una tela de araña, no solo por su apariencia sino porque se utiliza en las esquinas y es flexible y confortable. Mide 90 cm de altura, 80 dm de ancho y 100 cm de diámetro, y está fabricada en acero de 4 mm de espesor, forrado en 4 km de algodón de Agora. Realmente luce como una de las perfectas telas de araña que tanto me gustan.
Mayor información en www.louisecampbell.com