Cuando era niña, muy niña, tenía muchas responsabilidades que cumplir y la verdad sentía que estaba siendo explotada por mi madre. Cuando veía especiales en la televisión en la que enseñaban a los niños trabajadores de los países del tercer mundo pensaba que talvez yo estaba siendo explotada también y sopesaba la posibilidad de denunciar a mis padres por maltrato infantil. ¡Qué inocente era!, la verdad es que lo que debía hacer siempre, y que yo consideraba trabajos forzados, era tender mi cama, fregar los platos (alguna vez), recoger la mesa y lavar a mano la blusa blanca del uniforme que usaba en el colegio.
Siempre me pareció un abuso por parte de mi madre que me pusiera en esas tareas tan poco nobles (pero tan necesarias), hasta que me fui de la casa paterna y me cambié de ciudad. Ya en la universidad entendí lo importante que fue aprender a valerme por mi misma en las labores del hogar. Le agradezco a mi madre que me haya enseñado a cocinar arroz y lavar un baño para dejarlo en condiciones.
Yo les enseño a los niños a hacer las tareas del hogar porque considero que es fundamental que puedan valerse por si mismos en todos los aspectos; sobre todo en los más elementales como lo son procurarse un ambiente limpio y ordenado y una alimentación sana, sabrosa y equilibrada. Ahora son muy pequeños y para habituarlos a los oficios les he comprado la minicocina MOBEL, fabricada por la casa de diseño alemana Hase Weiss. Las piezas modulares que asemejan una estufa y un lavaplatos están fabricadas en madera y plastico. Sirven como estanterías en la habitación de los niños o como banquetas. Estos divertidos muebles-juguete anima su imaginación y los acerca de una forma tranquila al mundo de los adultos. Mayor información en la página Web http://www.haseweiss.de