Varita mágica, concédeme un deseo

Varita mágica, concédeme un deseo

varita mágica kibardin

Solo cuando me enfermo recuerdo lo vulnerable que soy, lo débil que mi treintañoso cuerpo humano siempre ha sido y lo minúsculo de su importancia.

Me queda claro también lo mucho que lo quiero, lo significativo que es para mi familia y lo necesario que es que me cuide, que me conserve en buen estado. Tengo tan claro que mis niños son pequeñines y cualquier cosa los puede lastimar y pienso siempre en preparar bien a mi esposo en contra de cualquier eventualidad cuando sale en la mañana hacia la oficina, justo antes que yo, que cuando voy en el coche conduciendo y resulta que la conjuntivitis crónica que tengo aparece con saña en mi ojo izquierdo me sorprende darme cuenta que no tengo en el botiquín las lágrimas naturales, no tengo repuestos para las lentillas, no llevo anteojos y me faltan una buenas gafas de sol. Básicamente me sorprende que no pienso en mí salud.

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En esos momentos, en los que todo fuera de control y la principal afectada soy yo es cuando deseo tener intensamente la capacidad de hacer magia y poder sacar de donde no hay o curar con medicinas inexistentes las dolencias de mi cuerpo. ¿Magia? Ojalá existiera o yo tuviera a mi madre cerca.

Unboxing varita mágica

Una varita mágica de cedro para recolectar pensamientos positivos. Los cristales Swarovski que tiene incrustados brillan intensamete, pero el poder está en la energía de quién la usa. La madera con la que se construyen está especialmente seleccionada y la contrucción de cada pieza toma varios años, entre que la rama es elegida, endurecida, los cristales seleccionados para cada una. Este mágico elemento tiene un certificado dado por el diseñador, Vadim Kibardin, y un manual de instrucciones. Mide 27,5 cm y tiene un cofre especial para guardarla y conservarla.

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Mayor información en la página Web www.kibardindesign.com

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