El amarillo es un color sorprendente. Potente, alegre, chispeante… y, sin embargo, a veces tan difícil de emplear en decoración. ¿O no? Hoy vamos a demostrarte que es el color perfecto para darle a tus espacios un plus de energía. Si no me crees, sigue leyendo y verás como te encanta la decoración en amarillo. Yo soy fan, ¿y tú?
En decoración llega un momento en el que hay que arriesgar. No hay vuelta de hoja. Ya no podemos seguir escondidos tras los cómodos tonos neutros sin correr el riesgo de vivir en ambientes aburridos y sosos. Cuando ese momento llegue a tu vida (te darás cuenta, sin duda) y sientas la imperiosa necesidad de darle un vuelco al interiorismo de tu casa, acuérdate de este color porque será justo lo que necesitas. Te contamos cómo utilizar con éxito la decoración en amarillo.
Decoración en amarillo: cómo y dónde
Sí, ya sé que los colores Pantone para este 2016 son el Rosa Cuarzo y el Azul Serenity (dos tonos que me encantan, en especial ese rosa que me tiene fascinada), y no es que me parezca mal la decisión de los expertos de esta icónica empresa experta en cromatismo. Es solo que si hubiese que elegir un tercer color para este año, yo lo apostaría todo al amarillo.
Amarillo, ocre, mostaza… Cada uno tiene su propio encanto y es perfecto en uno u otro lugar. El caso es que me parece un color especial, que triunfa hoy en decoración y que hace gala de un sinfín de cualidades.
Por ejemplo, es luminoso a más no poder. Capaz de potenciar la luz natural de una estancia, lo que viene de perlas en ambientes oscuros y apagados. Además, el amarillo nos insufla una buena dosis de energía. A nosotros y a nuestra casa, por lo que me encanta para dinamizar cualquier espacio que se haya quedado un tanto anacrónico.
El amarillo es chispeante, divertido, cálido y utilizado en su justa medida puede ser un acierto total. Ahora bien: ¿cuál es su justa medida? Aquí llega el problema, porque uno empieza comprando un cojín amarillo y termina pintando las paredes o el suelo de este revolucionario color. He comprobado en mí misma que el gusto por el amarillo es totalmente adictivo y termina convirtiéndose en pasión más pronto que tarde.
Claves para utilizarlo y dar en la diana
A la hora de incorporar el amarillo a nuestra casa, cuenta mucho cómo lo utilicemos y en qué medida, así como con qué colores lo combinemos. Si no sabemos cómo emplear este poderoso color podemos lograr el efecto contrario, es decir, que nuestro salón, más que un espacio dinámico y chic, se convierta en un lugar estridente y agobiante.
Para evitarlo, yo te recomendaría que fueras de menos a más. Es decir, puedes comenzar por incluir algún adorno o pieza de decoración. O por cambiar los cojines del sofá e incluir uno o dos en amarillo. Después, si el efecto te gusta, puedes ir añadiendo un plaid, una pequeña estantería, una silla, un mueble auxiliar, etc. Justo en este punto me encuentro yo, aunque no descarto incorporar algún otro elemento mostaza en mi salón… Ya te dije que crea adicción.
En todas partes, de arriba a abajo
Aunque parece que el salón es la estancia que mejor acoge una decoración en amarillo, en realidad queda de película en todos los espacios de la casa. En el salón es perfecto para el sofá, pero también para determinados muebles que adquieren personalidad si los pintamos de amarillo.
Eso sí, procura que las paredes no desentonen: el luminoso blanco, el gris elegante o el consabido rosa cuarzo son perfectos para combinar con ocres y mostazas. También el azul y el verde menta consiguen mezclas que me encantan en combinación con mi adorado amarillo.
Los más atrevidos podéis probar pintando las paredes o el suelo. El cuarto de baño puede ser un buen lugar para comenzar a experimentar la magia de este tono. Fíjate en el baño de la foto. ¿No te parece tremendamente elegante ese rabioso amarillo combinado con negro?
Para las cocinas es también una buena opción. Eso sí, combínalo con blanco para no recargar demasiado. En la cocina pasamos mucho tiempo y no es cuestión de terminar estresados…
Y si quieres usarlo en el dormitorio, también puedes. Sin embargo, y dado que este espacio está destinado al relax y al confort, lo mejor es que practiques la moderación y lo uses con mucha mesura, sobre todo si se trata de amarillos muy chillones. En la imagen que mostramos se ha usado con mucho acierto en la pared del cabecero: despliega toda su fuerza e intensidad, pero sin agobiar.
A estas alturas supongo que ha quedado claro que estoy rendida a los pies de la decoración en amarillo. ¿Y a ti? ¿Te sucede lo mismo? ¿Qué otros colores te apasionan?