La cocina es una habitación especial, dentro del universo de nuestra casa. Es un lugar multiusos donde, además de cocinar, realizamos otras muchas funciones cotidianas: comer, estar, trabajar, etc. Por eso nos gusta que esté siempre bonita. Que sea acogedora y confortable. Hoy vamos a darte algunas ideas para que puedas pintar las paredes de la cocina de una manera efectiva y la tengas siempre en perfecto estado.

Aunque muchas de las cocinas de nuestras casas están alicatadas de suelo a techo, cada vez es más habitual ver cocinas con paredes pintadas. En ellas la cerámica y los azulejos se limitan a las zonas de riesgo como el frente de los fuegos y la zona del fregadero. Para todos aquellos que queréis pintar las paredes de la cocina hoy vamos a explicar algunos trucos que os ayudarán a lograr un resultado profesional.
Elegir el color para pintar las paredes de la cocina

Esta cuestión parece sencilla de resolver y cuando te metas en faena y te pongas delante de la carta de colores te darás cuenta de que no lo es tanto. Para empezar, puede que tú tengas la idea de darle a las paredes un color alegre e intenso, de esos que quedan realmente preciosos.
Sin embargo, es importante tener en cuenta otros factores que influyen en la elección: ¿tu cocina es luminosa? ¿recibe suficiente luz natural como para elegir un color intenso? ¿El espacio es amplio y desahogado? ¿O tienes una mini-cocina?

Sea como sea, la recomendación general es optar por un tono neutro, luminoso y confortable. Que disfrutes por mucho tiempo que pase. Los expertos recomiendan no utilizar el color azul para pintar las paredes de la cocina, ya que parece ser que disminuye el apetito. Sin embargo, determinados tonos de azul pueden quedar muy elegantes para mobiliario y armarios.
El acabado sí que importa

Puede que no le hayas concedido nunca demasiada importancia. Y, sin embargo, la tiene. El acabado que elijas para la pintura de las paredes es especialmente relevante cuando se trata de la cocina.
¿Por qué? Pues porque en función de lo mate o brillante que sea la pintura elegida, su lavabilidad será mayor o menor. Es decir, será más o menos fácil de limpiar. Y también se ensuciará más o menos. Este aspecto se convierte en un factor a tener en cuenta en la cocina, ya que se trata de un espacio de mucho uso, en el que las manchas son algo muy habitual.
Ahora bien, ¿cuál es el mejor acabado para pintar las paredes de la cocina? Pues, en líneas generales, el más adecuado para este espacio es el satinado. Tiene el brillo suficiente como para que pueda limpiarse con más facilidad, y es lo suficientemente mate como para ocultar las pequeñas irregularidades que pueda tener la pared.

A la hora de clasificar las pinturas en función de su acabado, muchos fabricantes se rigen por una escala de brillo de cinco grados: mate, semimate, satinado, semibrillante, alto brillo. Las pinturas de alto brillo tienen menos proporción de pigmentos y más aglutinantes y resinas, lo que les aporta un acabado más liso que refleja más la luz. Las mates llevan una mayor cantidad de pigmentos y resultan más opacas, se ensucian más y se limpian peor.
La pintura satinada proporciona un acabado muy elegante que, además, es resistente. Si tienes niños pequeños, es la mejor alternativa, especialmente para pintar las paredes de la cocina o del baño. Sea como sea, elige una pintura plástica de calidad, que sea lavable.
Las herramientas que puedes usar

Tú decides. Puedes elegir el rodillo o la pistola o difusor de pintura. Ambas opciones son válidas y su utilización dependerá de las preferencias de cada cual. Aunque hay un aspecto que me parece importante resaltar. Si tu cocina está vacía, es decir, si todavía no la has amueblado, el difusor de pintura puede ayudarte a hacer el trabajo más rápido.
Sin embargo, si ya tienes montados los muebles, los electrodomésticos y demás accesorios, es mejor que te decidas por el rodillo. Conseguirás un buen resultado y tendrás que limpiar menos cuando termines. Usa una brocha para las esquinas y para recortar en las zonas como rodapiés, ventanas, techo, etc.
¡Ya puedes empezar con la tarea!

Cuando hayas decidido todos los aspectos que te hemos contado antes, ya podrás ponerte a trabajar. Mi consejo es que inviertas el tiempo que necesites en tapar y enmascarar todas aquellas zonas que no quieres que se manchen. Desde los armarios hasta el marco de la ventana, o los focos del techo.
Puede que tapar con tanta minuciosidad te parezca una pérdida de tiempo, pero no lo será, créeme. Todo este tiempo utilizado te lo ahorrarás en limpiar después. Te aseguro que merecerá la pena.
Una vez en este punto, pintar las paredes de la cocina será una tarea sencilla.
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