El sol, la lluvia, el paso del tiempo… Las fachadas están expuestas a un largo repertorio de agresiones constantes. Día tras día, muestran los signos del envejecimiento. Por suerte tienes a tu alcance productos de calidad que te ayudarán a dejarla como nueva. Te contamos cómo puedes renovar la fachada y conseguir que esté siempre perfecta.

Las fachadas de las casas son su carta de presentación, la única parte que se expone a la vista del mundo. Por eso, es importante que esté siempre en perfecto estado, ya que de ello depende la buena o mala impresión que se llevarán los visitantes. Así que ponte delante de tu casa y piensa si ha llegado el momento de renovar la fachada.
En caso de que la respuesta sea afirmativa, tendrás que seleccionar productos de calidad de entre el amplio repertorio que ofrece el mercado. Elige pinturas que sean resistentes a los agentes climatológicos, que soporten la acción del sol y la lluvia. Así la renovación de la fachada será mucho más efectiva.
La importancia de renovar la fachada
Las tareas de mantener la fachada en buen estado es un trabajo necesario que hay que realizar cada cierto tiempo. Puede ser que vivas en un edificio de pisos; en este caso la tarea compete a la comunidad de vecinos que tendrá que encargarse de hacerlo cada cierto tiempo.
Y si vives en una casa unifamiliar, entonces renovar la fachada es un trabajo que tendrás que hacer tú cuando llegue el momento. Hay veces en que las paredes exteriores sufren más desperfectos y en otras ocasiones soportan la situación durante más tiempo. Lo importante es darse cuenta de que hay ocasiones en las que tu fachada necesita una buena mano de pintura.
Antes de pintar
Puede que creas que con un par de manos de pintura la renovación de la fachada está resuelta y, sin embargo, no siempre es así. Hay veces en que la fachada muestra un deterioro mayor y entonces se hace necesario tratar los problemas antes de pintar.
Vigila si la fachada tiene signos de cuarteamiento, manchas, o si el revoco se desprende. Todos estos problemas tienen solución, así que no te preocupes demasiado y ponte manos a la obra para solucionarlo.
Una vez hayas terminado con los problemas, si es que los había, ya puedes pensar en pintar la fachada con una buena pintura de exterior, resistente y duradera. Conviene que elijas un producto de calidad. Además de que será más cubriente y solo te harán falta dos capas para lograr un buen resultado, tu fachada estará perfecta durante mucho más tiempo.
Elegir el color
Elegir el color que va a tener tu fachada es una cuestión importante. No se trata solamente de pintar la casa del color que más te guste a ti, sino que hay otros condicionantes a tener en cuenta.
Para empezar, tendrás que informarte de las normativas que pueden existir en materia de urbanismo en el lugar en el que vivimos, ya que hay municipios en los que no se permite pintar las casa del color que cada uno desee, normalmente por cuestiones turísticas y de estética global.
Si en el lugar donde vives no tenéis este tipo de problemas, entonces puedes elegir con libertad de que color quieres pintar tu fachada. Tienes a tu alcance una gama muy amplia, aunque yo te recomiendo que lo pienses bien para no arrepentirte después.
No elijas colores muy oscuros, en especial si vives en una zona de clima caluroso. Ni tampoco optes por colores demasiado chillones y estrambóticos. Por lo demás, tienes un montón de posibilidades a tu alcance.
Manos a la obra
¿Has decidido renovar la fachada tú mismo? ¡Genial! Verás como es un trabajo fácil y totalmente asequible. Eso sí, has de reparar los posibles problemas que pueda tener la fachada antes de coger brocha y rodillo y ponerte manos a la obra.
Una vez hayas preparado la superficie a pintar, no tienes más que empezar por la parte que te parezca más fácil, siempre pintando de arriba hacia abajo. No te olvides de proteger con plástico las zonas que no quieres pintar como carpinterías, puertas, ventanas, etc.
Para lograr el mejor resultado, tendrás que dar dos capas de pintura. Si la adherencia de la misma es buena, no será necesario que apliques una imprimación previamente. Piensa que a la hora de pintar una fachada tendrás que aplicar capas de pintura más densas que si se tratase de un interior.
Y recuerda que los mejores días para pintar la fachada son aquellos en los que no hace demasiado sol, no sopla viento ni llueve. El sol intenso hace que la pintura se seque demasiado rápido, con lo que podría agrietarse.
Como puedes ver, renovar la fachada es una tarea sencilla que podemos hacer por nosotros mismos. ¡Atrévete y verás!
Fotos: Jotun.