De pequeña recuerdo la cocina de mi colegio como un lugar grande, un poco gris y con un montón de niños quejándose de la comida. De ella también recuerdo la multitud de baldosas blancas que se podían ver detrás de la cocinera que nos servía la comida. Por eso al ver la imagen de esta cocina de un apartamento de Gothenburg, con este recurso en la pared, he querido aprovechar para mostrar un ejemplo de reubicación y redecoración de una cocina antigua con aires modernos.
Sin apenas elementos que cubran las paredes, en esta cocina se aprecia como han cubierto los tubos descubiertos con una pintura oscura y algo brillante, así también servirán como elementos decorativos.
En la parte central hay una balda alargada que queda perfectamente integrada y camuflada, en la que han colocado una enorme letra K, unos vasos y un par de libros. El recurso de incluir tipografías rescatadas a modo de decoración, sigue siendo mi favorito hasta ahora.
Aunque en la parte final de la cocina hay una gran ventana, el único soporte de luz por la noche en la enorme bola central, por lo que se ha tenido que reforzar la zona de los fogones. Esta lámpara flexible de color negro encajaría mejor en una zona de estudio, pero con una cocina tan limpia de influencias o tendencias, hace que destaque por su originalidad.
Encuentro especialmente bonito el rincón en el que han colocado todas las especias, los elementos para preparar un buen café y bajo estos una gran cantidad de libros para preparar platos suculentos. Todo ello bajo la atenta mirada de un reloj de oficina que a todos nos gustaría tener, así siempre sabríamos en que día estamos y, junto a una pizarra con una frase genial “ Cosas que hacer: Trabajar en aquello que quieres”.
No encuentro unas palabras mejores para cerrar esta cocina sin muchos abalorios pero con mucho corazón.