Puede que el nombre te suene un poco extraño, pero seguro que el concepto lo tienes totalmente aprendido. En la época que nos ha tocado vivir la eficiencia energética y la sostenibilidad han de ser una de las prioridades en todos los ámbitos. Y en eso consiste la arquitectura pasiva, en convertir dicha eficiencia en un aspecto esencial.
La arquitectura pasiva consiste en una manera específica de diseñar construcciones en la que el objetivo fundamental a perseguir es la eficiencia energética. De esta manera, el planteamiento inicial de los edificios se hace pensando en la sostenibilidad y en el respeto al medioambiente.
Este movimiento arquitectónico surgió en torno a los años 70, aunque no fue hasta veinte años más tarde, en los 90, cuando se desarrolló. Las casas creadas a partir de la arquitectura pasiva tratan de adaptarse al entorno para disminuir así el impacto medioambiental.
¿Y cómo lo consiguen? Sobre todo aprovechando al máximo la energía y la luz del sol, favoreciendo el aislamiento y apostando por fuentes de energía renovables.
Los fundamentos de la arquitectura pasiva
¿Cómo son las casas pasivas? ¿Puedo convertir mi vivienda en una casa pasiva? Este tipo de construcciones son las más eficientes que existen en la actualidad, y tienen la máxima calificación energética.
Son diseñadas desde el principio en base a determinados factores, por lo que no se trata de convertir las casas ya construidas en viviendas más sostenibles, sino de crearlas así desde la fase de diseño.
Para ello hay que tener en cuenta algunos aspectos fundamentales. La casa ha de estar bien orientada, con una buena la exposición a la luz solar. Ha de considerarse el aislamiento térmico, como un punto fuerte para lograr que los interiores sean confortables y eficientes.
Con estas premisas puede que la construcción resulte más costosa económicamente, pero siempre merecerá la pena a largo plazo.
La orientación y el aprovechamiento de la luz solar
Uno de los pilares del ahorro energético y, por tanto, de la eficiencia, es el mejor aprovechamiento posible de la luz del sol. Y en este sentido, en España tenemos una gran suerte ya que, gracias a nuestro clima privilegiado, contamos con muchísimas horas de luz solar al cabo del año.
Para convertir estas horas de luz en una fuente de ahorro, hemos de procurar que nuestra casa esté bien orientada. Y de eso se encarga la arquitectura pasiva. En plantear de qué forma una construcción ha de orientarse sobre el emplazamiento en cuestión para disfrutar de la mayor cantidad posible de luz.
Esto conseguirá que la casa esté más caliente en invierno reduciendo el uso de otras fuentes de calefacción. Si vivimos en una zona geográfica de clima cálido, hemos de pensar también en el verano y en la mejor manera de refrigerar la casa de forma natural. En este sentido, que la casa cuente con ventilación cruzada es importante, así como contar con protecciones frente al intenso sol de verano: persianas, toldos, etc.
Todo por el aislamiento
Este es uno de los puntos fuertes por los que aboga la arquitectura pasiva. Y es que una casa bien aislada es una casa mucho más eficiente. ¿De qué nos sirve tener el mejor sistema de calefacción si el calor se escapa por las ventanas o por la cubierta de nuestra casa? Absolutamente de nada. Gastaremos mucho dinero y no lograremos un ambiente confortable en el interior.
Por eso, antes de pensar si necesitas esta o aquella fuente de calor, asegúrate de que tu vivienda saca muy buena nota en aislamiento. De notable alto a sobresaliente. Piensa que en la climatización de tu casa (ya sea calor en invierno o frío en verano) se te irá en torno al 50 % del consumo energético total.
A la hora de afrontar el aislamiento de una casa, la arquitectura pasiva indica que este ha de ser continuo y envolver a todo el edificio, desde la cubierta hasta las fachadas, suelos y ventanas. Es necesario ocuparse en las primeras fases del diseño y construcción de solucionar de forma favorable la cuestión del aislamiento térmico. Así tu casa será mucho más cómoda y tu bolsillo te lo agradecerá.
Apuesta por fuentes de energía renovables
Sé que al principio lo nuevo puede resultar un tanto aventurado. Tenemos que hacer una inversión inicial sin la garantía total sobre cómo van a funcionar este tipo de energías renovables (regulación, eficiencia, consumo, etc.). Sin embargo, la arquitectura pasiva no contempla otras opciones porque para ello lo prioritario es la sostenibilidad de la vivienda.
Por eso apuesta por fuentes de energía limpias y totalmente renovables como la energía solar, en forma de paneles solares fotovoltaicos que produzcan la electricidad que necesitamos en casa, así como el agua caliente sanitaria.
Para la calefacción, una fuente de energía aceptada por la arquitectura pasiva son las estufas de biomasa o pellets, que utilizan combustible producido a partir de sustancias orgánicas vegetales, y que resultan poco contaminantes.
El objetivo de la arquitectura pasiva es crear viviendas y construcciones sostenibles, que no sea una amenaza para el ecosistema, y que al mismo tiempo resulten prácticas, confortables y acogedoras. ¿Y a ti? ¿Qué te parece la arquitectura pasiva?