¿Tu casa es pequeña y tienes que aprovechar hasta el último centímetro cuadrado? Pues aquí te traemos una idea práctica y original para hacerte con una barra de desayunos cómoda y decorativa. ¡Fíjate qué fácil!
Para crear en tu casa un rincón acogedor y práctico en el que desayunar cada mañana tan solo necesitas una simple tabla de madera y dos taburetes. Si sigues leyendo, verás que es más fácil de lo que crees. Hoy te enseñamos a componer un miniespacio genial en el que tomar tranquilamente un café mientras contemplas la ciudad por la ventana.
Una barra de desayuno que será coser y cantar
Si quieres descubrir cuál es el lugar adecuado de toda la casa en el que instalar tu nueva barra de desayunos, no te precipites y piensa en tu casa, en las características de tu espacio y en cómo lo vives. Seguro que tienes un lugar, por pequeño que sea, en el que te gusta estar. Quizá te encanta la luz que tiene, o las vistas desde la ventana. El caso es que decidas dónde te gustaría ubicar tu nueva barra, en un lugar cómodo y que no interfiera con el resto de las personas que viven allí.
Y aunque la idea es poco común, el resultado fue realmente sorprendente. Para convertirla en una realidad solamente se necesitó un buen tablero de madera. Cuanto más bonito sea, más especial será el rinconcito resultante. Lo ideal sería utilizar una tabla de madera vieja que te haya sobrado de algún otro proyecto, aunque si no tienes ninguna, puedes utilizar una nueva y darle algún acabado especial que la mejore y la haga más bonita.
Para sujetar la tabla a la pared necesitarás dos escuadras del estilo que prefieras. En este caso se ha elegido un modelo de hierro pintado de negro. ¡Ah! Y dos taburetes también serán imprescindibles, claro.
En una hora, ¡misión cumplida!
Uno de los alicientes de este trabajo DIY es lo fácil que es y lo rápido que se lleva a la práctica. Cuando llegue el momento de instalar la tabla de madera en la pared, lo mejor es que te sientes en uno de los taburetes y así descubrirás cuál es la altura adecuada a la que debes situar la barra. Una vez decidido, no tienes más que hacer unos taladros con la taladradora y poner unos tacos adecuados para fijar las escuadras, que después sostendrán el peso de la barra.
Pon primero una escuadra y antes de poner la segunda, usa un nivel de burbuja para lograr que el estante quede bien recto. Y ya con los dos soportes colocados, pon la tabla y sujétala con tornillos.
La belleza de la madera antigua
Si la tabla de madera que vas a emplear para crear tu nueva barra de desayunos es antigua, seguro que querrás mantener su aspecto tal y como es. Puede que conserve una bonita pátina gracias al paso del tiempo y entonces no necesitarás hacer nada, Bueno, una cosa sí: conviene que protejas la madera de alguna forma para lograr que resista sin problemas los avatares de la vida cotidiana. Está dentro de lo probable que uses mucho tu nueva barra, por lo que quizás se te derrame sobre ella más de un café. Conviene tomar precauciones y aplicar una buena capa de cera o barniz para cuidar la madera.
En caso de que el tablón de madera que utilices sean nuevo y, sobre todo, si lo has comprado sin tratar, las posibilidades crecen. Puedes teñirlo con un tinte para madera de un color más oscuro para darle más personalidad. Acaba con una buena capa de cera incolora.
Otros acabados que también triunfan
Puede que prefieras un estilo más liviano y luminoso, o que tu salón esté decorado al más puro estilo provenzal. El caso es que existen otras posibilidades para decorar la tabla de madera que después vas a convertir en una barra de desayunos. Una de ellas, por ejemplo, es pintarla con un bonito acabado decapado en blanco. Hacerlo es realmente fácil. No necesitas más que pintura blanca y papel de lija.
Una vez hayas lijado la tabla, píntala con pintura blanca. Como la barra tendrá bastante trote, puedes usar un esmalte-laca satinado. Deja secar un día entero y después coge la lija y a frotar sin miedo, insistiendo en los bordes y esquinas para que parezca que está más desgastada por esas zonas. En realidad, tendrás que lijar más o menos según lo desgastada que quieras que se vea. Termina con una buena capa de cera o barniz.
Otra idea es conseguir un efecto de madera lavada que te encantará, sobre todo si eres amante del estilo rústico. Si la tabla es nueva y está sin tratar, puedes saltarte el primer paso del proceso: limpiar en profundidad. Si la tabla es vieja y tiene restos de suciedad, pintura o cera, tendrás que frotarla con lana de acero y decapante si es necesario. Cuando la tabla esté bien limpia, frótala con una solución de agua y lejía que le dará a la madera este aspecto blanquecino y deslavado que estamos buscando. La única pega que tiene este acabado es que la madera quedará desprotegida frente a las manchas y otras agresiones.
A mí me encanta el color de la madera natural. ¿Y tú? ¿Qué acabado prefieres?