A pesar de que no solemos concederles la importancia que realmente tienen, elegir persianas de calidad para las ventanas es una cuestión fundamental si queremos unos buenos cerramientos. Las persianas aíslan los interiores, tanto térmica como acústicamente, y nos ayudan a controlar la entrada de la luz natural. En verano, unas persianas en condiciones te ayudarán a mantener a raya la temperatura de tu casa. Aquí tienes las claves para elegirlas con éxito.
Las persianas son un elemento muy práctico que no pueden faltar en ninguna habitación. Cumplen varias funciones importantes como la de ayudarnos a controlar la luz del sol que entra en la estancia o preservar nuestra intimidad. Pero no solo eso. También son un gran aislante, tanto térmico como acústico, por lo que conviene elegir persianas de calidad.
Existen varios modelos de persianas exteriores, aunque las más habituales son las enrollables. Las tienes de accionamiento manual (llevan un mecanismo de cinta y de polea), y con accionamiento eléctrico (están dotadas de un pequeño motor que sube y baja la persiana). Te contamos todo lo que has de saber para elegir persianas y acertar.
Elegir persianas: de aluminio o PVC
Las persianas enrollables consisten en una serie de lamas unidas que discurren por unas guías laterales y que se enrollan sobre un eje alojado en un cajón situado en la parte superior de la ventana. A la hora de elegir persianas, el material del que están hechas es un factor fundamental.
Las lamas de persiana pueden ser de aluminio o de PVC. Las primeras son más resistentes que las segundas y, considerando que las persianas para las ventanas se instalan por la parte exterior y tienen que soportar las condiciones climatológicas más adversas, siempre es buena idea invertir un poco más (también son más caras) y elegirlas de aluminio.
Tanto las lamas de aluminio como las de PVC están disponibles en varios colores, siendo el blanco y el marfil los más habituales. En el caso de las de aluminio se pueden elegir otros colores por encargo.
Tipos de persianas enrollables
Una de las partes más importantes de una persiana enrollable es el cajón. Se trata del hueco que hay en la parte superior de la ventana en el que se recoge la persiana cuando se enrolla. Dentro hay diversos componentes como el eje metálico en el que se va enrollando la persiana, la polea que recoge la cinta y permite que suba y baje.
Normalmente el cajón de la persiana va empotrado en la pared, en la parte superior de la ventana, pero hay ocasiones (sobre todo cuando la persiana se instala después) en que se coloca en la parte exterior de la ventana para no tener que hacer obra. La instalación es más fácil pero el resultado es menos estético. En estos casos, conviene elegir persianas con un cajón de aluminio, más resistente que los de PVC.
Además de los componentes de los que hemos hablado, las persianas para las ventanas cuentan con otros elementos indispensables: el recogedor, que es la pieza donde está el mecanismo que hace que suba la persiana (los encuentras de empotrar y de sobreponer), o la cinta y el guía-cintas (que es el componente que va dirigiendo la cinta cuando sube y baja).
Cuando vamos a elegir persianas enrollables tenemos varias opciones. Las diferencias entre ellas se centran, sobre todo, en el tipo de material y el mecanismo de accionamiento: manual o mecanizado.
Cómo cambiar la cinta de una persiana
Hay piezas que llevan las persianas y que debemos sustituir cuando se deterioran con el paso del tiempo. Cambiar la cinta, por ejemplo, es una tarea de bricolaje bastante sencilla. Así que la próxima vez que se te rompa recuerda que no tendrás que cambiar la persiana completa.
Para hacerlo sigue estas instrucciones y verás que podrás reparar la persiana sin problemas.
- Para empezar, abre el cajón de la persiana quitando los tornillos con un destornillador. Baja la persiana hasta abajo y retira las cintas metálicas que sujetan el eje de la persiana (van sujetas con tornillos). Ahora podrás girar el eje. Localiza la polea (una pieza redonda en la que se enrolla la cinta de la persiana) y corta el nudo que ata la cinta a esta polea. Antes tendrás que fijarte en qué sentido va enrollada la cinta a esta polea.
- Ahora desatornilla el recogedor que está en la parte inferior de la ventana (normalmente van empotrados en la pared, pero también los hay de sobreponer por fuera), y que es donde se sujeta el otro extremo de la cinta (va con una pequeña tuerca). Retira la cinta de la persiana, fijándote primero en la forma en que va sujeta al recogedor, para poder poner la nueva de la misma manera.
- Introduce la cinta en la parte superior por el guía-cintas y átala a la polea, enrollándola después como estaba la vieja. Después haz un pequeño corte en el extremo inferior de la cinta y sujétala al recogedor inferior con la misma tuerca que fijaba la vieja. Después enrolla la cinta.
- Ahora ya solo tienes que volver a colocar el recogedor en la pared (si es de empotrar), sujetar el eje con las correas metálicas dentro del cajón y coloca la tapa del mismo.
- Comprueba que la persiana sube y baja correctamente. ¡Ya lo tienes! ¿A que no era tan difícil?